Por qué me estás olvidando?
Por qué te aburres conmigo?
Por qué me traicionas?
Cuando no me tenías, me buscabas.
Algunas veces me rogabas y sufrías por mí.
Sentías celos cuando veías a otros conmigo.
Después que me conseguiste, me dedicaste tu interés,
tu tiempo, tus cuidados, y te esforzabas por mí.
Acudías puntual a nuestras citas.
Yo cuido tu salud y la de tu familia,
si alguna vez se quebrantada.
Yo velo por tu seguridad y la de tu familia.
Yo soy quien te proporciona lo que necesitas.
Hasta un poco de felicidad!
Y aquí estoy... esperando.
Cuídame igual que antes, y recuerda:
Yo también puedo cansarme de esperar.
Muchos me buscan y sufren por mí al igual que tú lo hiciste.
Tú me necesitas tanto como yo a ti.
Que quién soy? Todavía no lo sabes?
Ves como tengo razón?
¡Soy yo!
Tu amiga NARCISA
En esta época todos hablan de calidad de productos,
de calidad de procesos, calidad de servicios,
calidad de sistemas...
Muy poca gente habla de calidad humana,
calidad de vida...
Sin ella, todo lo demás es apariencia sin fundamento.
Hablar de calidad humana;
es cuidar nuestros vínculos con los demás.
Necesitamos rehacer nuestros vínculos humanos.
De nada sirve trabajar de sol a sol ,
en un lugar donde no tenemos amigos
y llegar cansados a un hogar
en el que nadie se interesa en saber cómo nos fue.
Para qué trabajar tanto si nos sentimos solos?
Es triste leer un libro,
y no tener alguien con quien comentarlo;
es doloroso sentirse preocupado
y no contar con una persona a quien abrirle el corazon.
De nada vale estar al frente de una cancha de tenis,
de fútbol o frente a un juego de salón
si no tenemos con quien jugar,
ni con quien disfrutar ese momento.
Para qué tener lo que no se puede compartir?
Ni las cosas, ni el dinero poseen valor intrínseco.
El valor de lo material está en su aplicación,
en el servicio a alguien más o la convivencia con alguien más.
La belleza de tener está en compartir.
La magia de luchar por una prosperidad económica,
estriba ni más ni menos,
en poder ver sonreír a alguien a quien le damos,
el privilegio de disfrutar lo que ganamos.
Eso es parte de la naturaleza humana:
dar, convivir, amar, servir... ayudar...
En muchas ocasiones estamos asustados,
asustados de lo que tal vez no podemos hacer;
asustados de lo que pensará la gente.
Permitimos que nuestros miedos,
se interpongan en nuestros sueños.
Decimos no, cuando queremos decir sí.
Murmuramos, cuando queremos gritar,
después...
después gritamos a quien no teníamos que hacerlo:
por qué?
Después de todo, cruzamos por esta vida una sola vez;
no hay tiempo para tener miedo.
Así que... intenta... intenta aquello que no has hecho,
arriésgate, participa en el maratón,
escribe aquella carta,
enfréntate como ganador a las cosas cotidianas.
El tiempo no regresa.
No tienes nada que perder, y todo... ¡todo que ganar
Una de las virtudes-defectos más cuestionables:
el perfeccionismo. Virtud, porque evidentemente,
lo es el tender a hacer todas las cosas perfectas.
Y es un defecto porque no suele contar con la realidad:
que lo perfecto no existe en este mundo,
que los fracasos son parte de toda la vida,
que todo el que se mueve se equivoca alguna vez.
He conocido en mi vida muchos perfeccionistas.
Son, desde luego, gente estupenda.
Creen en el trabajo bien hecho,
se entregan apasionadamente a hacer bien las cosas
e incluso llegan a hacer magníficamente la mayor
parte de las tareas que emprenden.
Pero son también gente un poco neurótica.
Viven tensos. Se vuelven cruelmente exigentes
con quienes no son como ellos.
Y sufren espectacularmente cuando llega la realidad
con la rebaja y ven que muchas de sus obras
a pesar de todo su interés- se quedan a mitad de camino.
Por eso me parece que una de las primeras cosas ,
que deberían enseñarnos de niños es a equivocarnos.
El error, el fallo, es parte inevitable de la condición humana.
Hagamos lo que hagamos habrá siempre .
un coeficiente de error en nuestras obras.
No se puede ser sublime a todas horas.
El genio más genial pone un borrón
y hasta el buen chiste de vez en cuando.
Así es como, mi Madresita MERCEDES,
"Todo niño debería crecer con la convicción
de que no es una tragedia ,
ni una catástrofe cometer un error".
Por eso, en las personas,
siempre me ha interesado más
el saber cómo se reponen de los fallos
que el número de fallos que cometen.
Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato.
No ha nacido el genio que nunca fracase en algo.
Lo que sí existe es gente
que sabe sacar fuerzas de sus errores y ;
otra gente que de sus errores sólo saca amargura y pesimismo.
Y sería estupendo educar a los jóvenes en la idea,
de que no hay una vida sin problemas,
pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos
No vale realmente la pena llorar por un plato roto.
Se compra otro y ya está.
Lo grave es cuando por un afán de perfección;
imposible se rompe un corazón.
Porque de esto no hay repuesto en los mercados
Tu amiga NACHITA